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Triunfo. Cortó dos orejas y su actuación fue la más brillante de las siete llevadas a cabo en la plaza. Detalle. También gustó el valenciano Juan Cervera, muy en la línea de su paisano Enrique Ponce. La tarde no había acabado de romper cuando salió el sexto novillo a la plaza. Hasta entonces apenas hubo posibilidades de lucimiento, sobre todo porque ninguno de los muchachos fue capaz de romper. O mejor dicho, de redondear, aunque también es cierto que hubo detalles importantes, pero las espadas y la pesadez (por la lacra actual de las larguísimas faenas) impidieron que se cortaran un montón de orejas. Entonces salió el sexto y un menudo muchachito valenciano que tiene el torero nombre de Juan Cervera salió a lancearlo en verónicas con mucha gusto, con el compas abierto y corriendo los brazos para acompasar con ritmo y torería las embestidas de la res. Ahí la gente rompió a aplaudir, como también después en la faena de muleta, donde se mostró muy vivo, listo y estético. Muy en la línea de su paisano Enrique Ponce. La pena fue que con la espada no llega ni a jornalero. Pero quien brilló y estuvo más completo y con más torería fue Jonatan Sánchez (desde ayer Juan del Álamo), quien mostró su enpaque y aromas de torero caro desde el principio. De él surgieron momentos de mucho interés, pero sobre todo de ilusión ante una perla de mucho valor que se cuece en el horno torero charro.
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