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Reconforta que la juventud se siga preocupando por la cultura, por la música; que haya jóvenes suficientemente preparados académica y profesionalmente que, con sus estudios, sus trabajos y sus esfuerzos, tengan una sólida base musical para la interpretación y la composición. Buen ejemplo de todo ello es el de don José Ignacio Cotobal, que con su composición musical “Nuestra Esperanza” ofreció, a los que tuvimos la suerte de acudir a la Clerecía, una brillante, sentida y bien elaborada página musical. Enhorabuena, y a seguir cultivando el pentagrama. M. C. B
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