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Los peregrinos que han participado en la XXVII edición de la Marcha Teresiana culminaron su última etapa con la llegada a la villa ducal A buen paso, por la cercanía del destino final, la villa de Alba de Tormes, concluyeron más de un centenar de peregrinos la XXVII edición de la Marcha Teresiana pasadas las ocho de la tarde. Acompañados por decenas de simpatizantes en los últimos centenares de metros de la cuarta etapa de su recorrido, los caminantes volvían sobre los pasos de la Santa Andariega para culminar su trayecto en la iglesia de las MM. Carmelitas. La última jornada partía a las ocho de la mañana de Nava de Sotrobal, para llegar hasta Coca de Alba a media mañana. Los pasos de los caminantes les llevaban, como cada año, hasta Peñarandilla, donde realizaban otra pausa para la celebración de la Palabra. Garcihernández entre la una y media del mediodía y las cuatro de la tarde acogía su reposo y la hora de la comida, para verlos partir hacia la Cuesta Hijosa, donde se desarrolló el emotivo acto del compromiso y la promesa de silencio hasta la villa ducal. Por primera vez en 25 años la imagen de la santa portó el bastón de mando de la villa y la alcaldesa acompañó la comitiva en su tramo final. La Eucaristía en la iglesia de las MM. Carmelitas a las ocho de la tarde cerró la marcha.
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